miércoles, 31 de marzo de 2010

ES LA NOCHE

Si alguna vez recibes un escrito, un mail o lo que sea, diciéndote lo mucho que te quiero; diciéndote, que ya es la hora, que nos encontremos después de tantos años por el mundo, cierra los ojos amor. No leas. No me hagas caso. Cierra hasta las ventanas para que mi espíritu no entorpezca tu tarea de vivir.
No me prestes atención, es la noche la que habla. Es la noche que sublima los amores y tiende trampas a los desprevenidos.
Cierra también la puerta para que no te avasalle con mis brazos, mira que no se vuelve del amor. Y nosotros ya somos otros.
No me escuches querido, tápate los oídos. No me permitas meterme vestida de sonidos, vestida de música, porque las sirenas volverían a engañarte.
Es la noche la culpable, la que me infunde el coraje de lo que mañana negaré.
Es la noche un atropello a la responsabilidad y un bloqueo a los relojes, para que el tiempo embustero se detenga, y mañana sus agujas corran en dos patas apuradas, para asaltarnos la vida y complicarla.
No te distraigas amor, detén mi mano, que no acaricie el pecho amado o estarás perdido.
Prende los botones de tu camisa y también del sentimiento.
No tiembles… que la noche me hará capaz de todo y luego de acapararte el alma, me iría entre tinieblas para no volver.
Guarda tus masculinas manos, para no sentirlas y tentarme. Y tentarte.
Cuídate de mí, porque te quiero. Cuídate de mi razón y sus razones, pues evaporan mis deseos y puedo ser la más fría mujer sobre la Tierra.
Deja al tiempo adueñarse del espacio que no ocupo. Así no te haré daño.
Deja que tu boca permanezca callada, para que en la mía se pudran las palabras que sólo de noche me animaría a decir.
Déjame amarte amor, en el mayor de los silencios.

Norma Aristeguy