miércoles, 30 de noviembre de 2011

MANDALA LITERARIA 23

http://es.scribd.com/fullscreen/73208723?access_key=key-4zenob59jkkqq57hcfe

Agradezco  a la administración de la revista la publicación  de:  TOCAR FONDO

sábado, 26 de noviembre de 2011

EL HOMBRE QUE YO AMO

De manos muy grandes, para acariciar o gesticular según su momento. Con la genialidad de pocos, con el mal humor de los que saben, con el decir honesto y el pensamiento a flor de piel. Con el ritmo de la experiencia o de una canción sabida, me abarca, me seduce, me envuelve en su conocimiento, y me lo presta. De espalda al egoísmo, con el pecho puesto en los sentimientos, la mirada ahondando en mis entrañas, alza sus ojos y me interroga. -¿Aún me amas? Juega, como en el tango, con el humo del cigarrillo, me mira pensativo. Calza sus anteojos escondiéndose quizá de mi respuesta, porque con ellos puestos, desvía la mirada. El sol brilla a pleno, y cae perezoso sobre la mesa que hace de escritorio. Mis libros, los de él. El cenicero repleto. El periódico. Gotán Project endulza los oídos. Mientras tanto, no puedo dejar de mirarlo, sus anchos hombros ya algo caídos pero fuertes, sus dedos nerviosos buscando algo, sus bellísimas canas recordándome las mías, su camisa desabotonada con una mancha de café cerca del pecho y todo él, en un gesto que todavía me deslumbra, me atrae, me enternece, me enamora. -¿Te ayudo con las correcciones? Le quito de las manos los papeles, lo obligo a mirarme. Hay un poco de cansancio en sus ojos. Se hace el distraído. Con ademán endeble, me aparta de su lado:- Hay mucho que hacer… Murmura. Me siento en su falda, le tomo la cara entre mis manos y lo miro fijamente, quiero meterme en su alma, esperarlo ahí, descalzarle los huesos, y convertirme en su piel. Una única piel. Se deja hacer casi desorientado, como si el apuro de todos los tiempos cayera sobre esa mesa, y el amor rondara sólo por casualidad. Hasta que arraso con sus barreras masculinas. Su brazo me enlaza el talle y me besa entendiendo la respuesta, que se viene abalanzando desde mi sentir. La vida se ha sentado con nosotros, la vida sonríe aprovechando el momento. Ese día. Esa mañana de amor, ese “querida” que sacude mi sangre, ese “loca, loca mujer mía”, que hace que me sienta la única en su mundo, aunque haya habido otras. Aunque haya otras. Yo seré la última. Al menos, en el día de hoy.


                  Norma Aristeguy

 La imagen es óleo sobre lienzo de Theodore Robinson.

sábado, 19 de noviembre de 2011

domingo, 25 de septiembre de 2011

REVISTA MANDALA NRO. 21

http://es.scribd.com/doc/66169468/Revista-Mandala-Literaria-No-21 Gracias al directorio de la revista virtual Mandala por la publicación de "Nocturno"

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LOS QUE ME HABITAN

EN HONOR DE MARÍA GRANATA Y SU "JUBILOSO EXTERMINIO" Quisiera detener esta furia nocturna que me provoca la luna. Quizás sea alguno de mis ancestros que me habita y se prende de mi sorprendida alma que cabalga como una alucinada. O a lo mejor es algún indígena, pariente muy lejano que amarrado a mis pensamientos pelea aún por su libertad en la oscuridad de la noche, montando un caballo brioso, en pendenciera búsqueda de su destino. Siento mientras camino por la orilla de la costa que aquel tío Abrahán me pone una caña de pescar frente a los ojos, y que me traigo todas las estrellas que taponan el espacio y sus sirenas que cantan una canción de amor. Me siento poseída por los celos de tía Herminia que me patea el pecho, y en la alucinación relampaguea mi ira porque el dueño de mi amor ha partido. ¿Qué me lleva a tender la ropa en abusivo orden? ¿A hacer un círculo perfecto de macetones en mi jardín de vida? ¿ La madre obsesiva que me acaricia y me dice junto al oído:-Cuidado hija, cuidado? ¿Qué es esta necesidad desesperada de arrojarme al agua y enloquecer de alegría entre las olas? ¿Algún abuelo marino? ¿Qué me impulsa a descalzarme, a quitarme la ropa y sentirme abrazada por la piel más libre que se pueda imaginar? ¿Alguna lejana, muy lejana tatarabuela con sueños de vampiresa? ¿Y mis encierros de sometimiento? ¿Mis deseos de aprobación? Será alguna abuela gallega de carácter reprimido que me contrae los nervios y el pensamiento? ¿Y el hartazgo? Ése que planta mis pies sobre el piso y ve la realidad más simétrica que la propia realidad. ¿Habrá en mi sangre vestigios de algún antepasado perfeccionista? ¿Por qué siento que habla mi prima Laura cuando me enojo? Su voz sale a través de mí, y me contraigo de rencor cuando alguien me traiciona. ¿Cuántos átomos saltaron desde la tumba de la vieja Matilde, la mujer que me crió, y me convirtieron en huidiza, desconfiada y temerosa? Toda yo soy habitáculo de seres que se apoderan de mi espíritu, a veces libero ansiedades retenidas y soy líder justiciera, otras…me debato en rencores lejanos y otras mil… soy diferentes personajes en relatos ajenos, fuente de vida en pechos masculinos, y el vientre universal y misterioso de todas las mujeres. Me quedo en cada amor de cada una de mis vidas y soy capaz de empuñar la peor de las armas en las guerras: la indiferencia. ¿Qué prostituta desde el espacio de alguna de mis familias enciende mis pechos y mis piernas cuando salgo a la carrera y me revuelco en la arena? ¿Qué personaje de qué relato ha sido mi amante y todavía hoy calienta mis sentidos, sintiéndome inquieta ante el recuerdo que no consigo dilucidar? ¿Quién desde lo desconocido, atropella mis días en oficina, estudios, poesías, belleza, vulgaridad, malos humores, desencuentros y culpas? ¿Será ésta mi Ítaca? ¿Otra vez esperaré en vano? ¿Quién de todos los que me habitan me llevan a atravesar el espejo en que me miro y no me reconozco? ¿Quién me empuja hacia el otro lado del cristal? De donde sé que no volveré pues ya he llegado desnuda a alguna otra parte, sin voz, sin voluntad y sin mis huesos. Me pregunto cuántos son los que se van conmigo. Sin embargo en algún lado estoy, desde donde veo gente que me llora, que dice sólo mi nombre evaporado en el azogue, sin reglas ya, ni leyes, ni prejuicios, ni cancerberos. Y sin vos… Norma Aristeguy

LOS QUE ME HABITAN

EN HONOR DE MARÍA GRANATA Y SU "JUBILOSO EXTERMINIO" Quisiera detener esta furia nocturna que me provoca la luna. Quizás sea alguno de mis ancestros que me habita y se prende de mi sorprendida alma que cabalga como una alucinada. O a lo mejor es algún indígena, pariente muy lejano que amarrado a mis pensamientos pelea aún por su libertad en la oscuridad de la noche, montando un caballo brioso, en pendenciera búsqueda de su destino. Siento mientras camino por la orilla de la costa que aquel tío Abrahán me pone una caña de pescar frente a los ojos, y que me traigo todas las estrellas que taponan el espacio y sus sirenas que cantan una canción de amor. Me siento poseída por los celos de tía Herminia que me patea el pecho, y en la alucinación relampaguea mi ira porque el dueño de mi amor ha partido. ¿Qué me lleva a tender la ropa en abusivo orden? ¿A hacer un círculo perfecto de macetones en mi jardín de vida? ¿ La madre obsesiva que me acaricia y me dice junto al oído:-Cuidado hija, cuidado? ¿Qué es esta necesidad desesperada de arrojarme al agua y enloquecer de alegría entre las olas? ¿Algún abuelo marino? ¿Qué me impulsa a descalzarme, a quitarme la ropa y sentirme abrazada por la piel más libre que se pueda imaginar? ¿Alguna lejana, muy lejana tatarabuela con sueños de vampiresa? ¿Y mis encierros de sometimiento? ¿Mis deseos de aprobación? Será alguna abuela gallega de carácter reprimido que me contrae los nervios y el pensamiento? ¿Y el hartazgo? Ése que planta mis pies sobre el piso y ve la realidad más simétrica que la propia realidad. ¿Habrá en mi sangre vestigios de algún antepasado perfeccionista? ¿Por qué siento que habla mi prima Laura cuando me enojo? Su voz sale a través de mí, y me contraigo de rencor cuando alguien me traiciona. ¿Cuántos átomos saltaron desde la tumba de la vieja Matilde, la mujer que me crió, y me convirtieron en huidiza, desconfiada y temerosa? Toda yo soy habitáculo de seres que se apoderan de mi espíritu, a veces libero ansiedades retenidas y soy líder justiciera, otras…me debato en rencores lejanos y otras mil… soy diferentes personajes en relatos ajenos, fuente de vida en pechos masculinos, y el vientre universal y misterioso de todas las mujeres. Me quedo en cada amor de cada una de mis vidas y soy capaz de empuñar la peor de las armas en las guerras: la indiferencia. ¿Qué prostituta desde el espacio de alguna de mis familias enciende mis pechos y mis piernas cuando salgo a la carrera y me revuelco en la arena? ¿Qué personaje de qué relato ha sido mi amante y todavía hoy calienta mis sentidos, sintiéndome inquieta ante el recuerdo que no consigo dilucidar? ¿Quién desde lo desconocido, atropella mis días en oficina, estudios, poesías, belleza, vulgaridad, malos humores, desencuentros y culpas? ¿Será ésta mi Ítaca? ¿Otra vez esperaré en vano? ¿Quién de todos los que me habitan me llevan a atravesar el espejo en que me miro y no me reconozco? ¿Quién me empuja hacia el otro lado del cristal? De donde sé que no volveré pues ya he llegado desnuda a alguna otra parte, sin voz, sin voluntad y sin mis huesos. Me pregunto cuántos son los que se van conmigo. Sin embargo en algún lado estoy, desde donde veo gente que me llora, que dice sólo mi nombre evaporado en el azogue, sin reglas ya, ni leyes, ni prejuicios, ni cancerberos. Y sin vos… Norma Aristeguy

viernes, 8 de julio de 2011

Encuentro de arte Argentina-Venezuela



AGRADEZCO A LA ARTISTA PLÁSTICA MICHELLE CHOUCHOU, AL REALIZADOR LUIS MARTINEZ Y A LA MÚSICA DE ERNESTO CORTÁZAR.

Encuentro de Arte Argentina-Venezuela. Parte II



AGRADEZCO A LOS ARTISTAS VENEZOLANOS MICHELLE CHOUCHOU, RICARDO SILVEIRA, AL REALIZADOR LUIS MARTINEZ Y A LA MÚSICA DE ERNESTO CORTAZAR. Dedicado al hombre de la sonrisa afable.

sábado, 21 de mayo de 2011

GRACIAS JORDI NAVARRO

Dedicada a una amiga argentina, Norma Aristeguy A cualquier edad se regalan rosas y este ramo es para tí desde Barcelona

miércoles, 20 de abril de 2011

ELOGIO A LA MUJER BRAVA (DE HÉCTOR ABAD, COLOMBIANO)

A LAS MUJERES Y A LOS HOMBRES MACHISTAS. (...QUE LOS HAY, LOS HAY.) Para quien no lo sepa, Héctor Abad nació en Colombia en 1958 y se recibió en Literatura moderna en Italia. Regresa a Colombia en 1987 cuando un grupo paramilitar asesina a su padre (médico defensor de derechos humanos y fundador de la que ahora es la facultad de medicina), pero vuelve a Italia por amenazas recibidas. Regresa en 1993, aproximadamente, y en la actualidad reside en Bogotá. Por Héctor Abad Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistasincorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden. La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias). A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos. Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo. Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso. Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento. ¡Vamos hombres, por esas mujeres bravas! Oro por que mis 2 hijas sean de éste maravilloso grupo y encuentren hombres que sepan apreciar a esta clase de nuevas mujeres !!!

sábado, 5 de febrero de 2011

Y... ELLA COMPRENDIÓ





(LA IMAGEN PERTENECE A ELSA GILLARI DE SU OBRA "OTOÑO". FOTOMANIPULACIÓN)



Has estado en compañía
desde adentro y desde afuera.
Confiada, te has brindado
a la caricia viril y casi ruda.
Has amado.

Has ido
atolondrada en ternura y tolerancia,
acorralando palabras con apuro,
ordenándolas,
para agasajar su oído
y enamorarle el alma.
Para volcarlas en su pecho
tal vez ... inconstante,
soberbio, temeroso.


Amando al gran Hombre
se te ha perdido el hombre.
El que tiembla ante el peligro,
que traiciona por orgullo,
que se rinde a la razón.

Inaugura mujer tu libertad
sin permisos ni premisas.
Arroja el ideal que te desborda,
al olor de fragancias expansivas
de honor, lealtad, valentía.

Y… si te falla permítete saber
que te ha dado lo que puede,
y que él ha sido
nada más y nada menos:
Tu elección.


Norma Aristeguy

lunes, 10 de enero de 2011

Julio Cortazar



“Y después de hacer

todo lo que hacen,

se levantan, se bañan,

se entalcan, se perfuman,

se peinan, se visten,

y así progresivamente

van volviendo a ser

lo que no son.”


AMOR 77. JULIO CORTAZAR