domingo, 1 de agosto de 2010

EL SECRETO


LA IMAGEN "SUEÑOS" QUE ACOMPAÑA ESTE RELATO ES DE LA PINTORA MADRILEÑA SUSY MATEO.

POR ESO HEMOS DADO EN LLAMAR A ESTE TRABAJO: "UNIDAS POR EL COLOR Y LA PALABRA"


Casi rosado, todo el paisaje marino se ha trasformado en postal de tiempo y agua.
El cielo cae varias veces sobre la costa y un puñado de nubes la cubre más acá del horizonte. Se oye el grito impertinente de algunas gaviotas que cruzan y se pierden, como si fueran sólo una visión del hombre que se ha quedado observando el oleaje, atónito ante tanta belleza, ya olvidada, desechada.
El sol escondido detrás de las nubes hace dudar del color aparente, si es el mar que está tan alto, o si está tan abajo, que se lo puede caminar, oler, oír y padecer. Hay momentos afortunados que se disfrutan hasta el dolor, ante semejante apariencia.
Viene desde muy lejos cayendo de un azul oscuro, trae turquesas y celestes, muriendo en la orilla, en una espuma rosada transparente, que hace pensar en que así sería el paraíso al caer el día, si existiera.
El hombre permanece absorto. Parece una escultura, pensada para embellecer aún más el lugar.
Alto, muy delgado, parece la sombra de sí mismo. La soledad acecha desde su figura. Sus pies hundidos en la arena van sorprendiendo al agua del atardecer.
Está en actitud de espera.
De pronto hace un leve giro a su derecha. Una mujer camina hacia él. Es menuda y puede percibirse una forma distinta de moverse, distinta de la vida. Parece una forma sensual de muerte.
Viene vestida con telas transparentes que se mueven con el viento que no hay. Esas transparencias permiten ver un cuerpo redondeadamente femenino. Su pelo negro y largo está muy quieto, cae sobre los hombros, ondulado y serpenteante.
Trae los brazos hacia delante. No se distingue al primer golpe de vista qué es lo que carga en ellos.
Se va acercando y definiendo la sombra translúcida.
Trae consigo una figura igual a la de ella, igual de transparente, pero no tiene siquiera el leve vestido que la cubre, está desnuda.
Se le destaca mucho más el pelo oscuro, porque contrasta con la blancura de su sustancia. Se la ve tan leve, que no da muestras del peso en los brazos de quien la trae, casi abrazada.
Él, no parece sorprendido. Cuando se juntan las siluetas, en un ademán generosamente envolvente, las rodea, las ayuda prestándoles su sombra, y se internan los tres, perdiéndose… en la espesura rosada azul del agua.
Ese anochecer ahora rojizo, es el espía avergonzado, del secreto de la muerte.
El mar, el firmamento, la tarde y la noche, esperarán por nuevas almas.
Y volveré…seguramente.
Norma Aristeguy