
Seguro, impecable, de obscena seriedad y rigidez de antepasados. Ilustrado el pensamiento a veces se yergue otras se arrodilla.
Sonríe huecamente sedado de maneras y eufemismos. Palabras primorosas y criterio muy solvente, acicaladas ideas en su discurso aprendido. Opresores valores para otros,
subrepticios permisos para él.
Calza un aliento indiferente. Resistente a la bebida, adicto a la apariencia padece de pomposa sencillez.
Consecuente, occidental, metalizado. Con la voz modulada en la costumbre de mandar,
todos los días.
Y la vida que estorbando en imprevistos, desordena e incomoda a la manía.
Junto a los lobos sacude su perfume de soberbia y soledad.
Acontece en su clase y sobrevive, hacía el final, como usted y como yo.
Norma Aristeguy
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